sábado, 1 de mayo de 2010

Y cuando me asome al espejo...

Karen. K a r e n. Pedacito de soledad. Pajarillo volando sobre el mar. Una calle larga que lleva a una casa con jardín. Taza de té. Último rayo de sol a la tarde. La primera melodía de la canción. La nota que sobresale al sonar sola y armoniza acompañada. La sensación de un domingo por la tarde. El sabor de lo favorito. El miedo a caer de la cama. Karen. 5 letras. Dos sonidos. Compás, anochecer lloviendo. Esperanza. Veinticuatro gerberas en un jardín de margaritas. Veinticuatro páginas escritas con tinta indeleble. Letras sueltas en un papel. Ideas al vuelo. La mitad del año. Temerosa de principios y finales. Una foto en un libro abierto donde uno puede ver una mujer enfundada en un vestido paseando en una avenida ancha y despejada. De mirada alegre y tímida. Silenciosa. Ruidosa. De fácil llanto, de risa un tanto más. Derretible como la mantequilla. Bonita de a ratos. Coloreable. Cascabel. Yo. Yo-yo.

No hay comentarios: