domingo, 20 de junio de 2010

Para los que leyeron Rayuela. Y para ti, que no lo leíste.

Eres tan Horacio Oliveira. y yo, tan la Maga. Pura intuición. Puro Teatro. Puras ganas de que te quedes. Pero tan no lo harás así, que me termino yendo yo. Me termino tirando al río para cuidar de tu propia Pola, porque la de Oliveira se cuida sola. Me tiró al río para que me encuentres en tu Argentina, o en tu Uruguay, o en nuestro Perú. Para que mires como juego a la Rayuela. Como encuentro mi cielo, mi kibbutz... mi yo sin ti, pero contigo.
Y tu tan Oliveira, no irás con Pola ni con Gekrepten ni con Manú ni con Talita. Irás conmigo y te pondrás a jugar con tus piolines y tus palabras, y vas a buscar eso que tanto encontrabas. Eso que Oliveira veía en la Maga y aún así no se quedó. Y vas a odiar a Grogorovious, y vas a extrañar a Rocamadour. Pero no volverás a París. Emmanuèle y la Rue de Seine serán sólo un recuerdo, y el Club y Babs. Y vas a voltear la página y te encontrarás con los capítulos prescindibles, y vas a querer dar todo por poder volver a los imprescindibles, pero no harás nada. Mas que tal vez, encender otro cigarro con el pucho del que tienes en la boca. O quizá cruzar una pierna. O ahogarte en tu metafísica, que no es más que palabrería de pirata en recesión.