domingo, 18 de enero de 2009

Un silencio sepulcral y una plática interminable

A mi querida amiga Karla:
¡Es un agelito! Decían, pero es que nunca se fijaron en la colita con terminación puntiaguda que se asomaba, ligeramente, entre carcajada y carcajada.
Con calificaciones impecables y graduada con honores, se presenta, modestamente, ella. Ella, que siempre estuvo ahí, aunque a veces no se dejaba ver. Cual gasparín, fantasma amigable, solidario, que si un día hubiera faltado, nos hubiésemos ido a pique.
Con tanta simplicidad escondida bajo una máscara de seriedad que tendía a intimidar. Aficionada a lo virtual y a cierto rubiecillo ojiclaro, de Nunca Jamás.
Amiga incondicional, de esas difíciles de olvidar. Toda una experta en acentuar, confidente nata. Dulce y taciturna. Silente, con ese silencio que se me antoja ruidoso y comunicativo. Misteriosa, con ese misterio, que me viene en gana transparente, sin secretos, porque esos ojos, dulces, delatan su sinceridad.
Niña callada y juguetona. dos personalidades encerradas en un cuerpo delgado, alto, lechoso, fino, ágil.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Speechless...
Te aadooro (L)